El nivel optimo de colesterol en la sangre es de 5.2 mmols (milimols) por litro. Pasas de 6.2 mmols debes tratar de bajar tu colesterol.

Lo que debieses dejar de comer es:

Carnes grasosas y alimentos fritos, queso con mucha grasa, crema
Tortas, galletas y alimentos de pastelería ya que son altos en grasas saturadas
Café.

Come más de lo que sigue a continuación:

Grasas mono saturadas como el aceite de oliva, almendras, paltas pueden ayudar a bajar el colesterol.
Comidas especialmente desarrolladas como los yogures especiales que van a ayudar a bajar el colesterol.
Pescado, nueces y carne magra.
Frutas como la manzana y las peras pueden bajar el colesterol.
Pescados aceitosos como el salmón, el atún, la caballa, la trucha y las sardinas contienen altos niveles de omega 3.
Reemplaza las grasas saturadas con aceite de oliva.

No se debe renunciar a las proteínas. Pocos saben que nuestros anticuerpos están formados por proteínas y que son precisamente los aminoácidos, es decir los “ladrillos” que están compuestos las proteínas, los que nos hacen más fuertes. Los encontramos sobre todo en las carnes rojas. Blancas, huevos, pescados, legumbres y en los quesos; pero es mejor no consumirlos nunca en la misma comida para no exagerar con las grasas, sino que hay que repartirlos a lo largo de la semana.

Se deben consumir vitaminas, pero las adecuadas. Para combatir los radicales libres, responsables del envejecimiento de las células y por consiguiente, de una mayor predisposición a las enfermedades, se necesita sobre todo vitamina A, C, D y K. ¿Cómo encontrarlas? Es fácil. Elige las frutas y las verduras que más color tengan: Remolacha, espinacas, naranjas y otros cítricos son las ideales; la zanahoria tiene un lugar destacado ya que el betacaroteno que contiene proporciona destacadas propiedades inmunoestimulantes y la Vitamina A alcanza su máxima concentración (1.200 mg por 100g) en el tomate encontramos licopeno, un antioxidante que aumenta la eficiencia de los glóbulos blancos que nos defienden de gérmenes y virus.

Para condimentar, escoge el aceite de oliva. Otro alimento eficaz contra los radicales libres pero, sobre todo, fundamental para la absorción de las vitaminas liposolubles. Según estudios se ha subrayado el papel de la vitamina E en el refuerzo de las defensas inmunológicas. Por esta misma razón, unas 3 o 4 veces por semana, conviene integrar en la dieta una porción de almendras de nueces o de avellanas, ya que contienen un elevado porcentaje de la tan apreciada vitamina E.

Los minerales: El selenio (huevos, verduras de hoja verde, pescado azul), el potasio (plátanos y patatas) y el hierro (carnes rojas y yema de huevo ayudan al organismo a protegerse.

Finalmente, comer regularmente yogur ayuda a reforzar las defensas intestinales y por consiguiente, hace menos vulnerable a esos virus de resfriados que ponen en peligro la flora bacteriana intestinal.

El consumo de una mayor variedad de alimentos ya que esto nos entrega una alimentación más equilibrada que incluye todos los nutrientes que se requieren.

Las proteínas deben aportar entre el 10% y el 15% de las calorías totales y estas proteínas de origen animal y vegetal se deben combinar.

La base de la alimentación debe ser cereales trigo (la pasta, el pan) y arroz, además las papas y las legumbres, de manera que los hidratos de carbono representen más del 50% de la dieta.

El consumo de productos ricos en azucares, como caramelos, dulces, pasteles y refrescos se debe moderar.

Se sugiere disminuir en gran cantidad el consumo de grasas saturadas y de ácidos grasos.

Se debe disminuir el consumo de sal.

El consumo de frutas, verduras y hortalizas diario tiene que ser aumentado hasta alcanzar un consumo de 5 raciones como mínimo de estos alimentos.

Se sugiere el beber de 1 a 2 litros de agua al día.

Un desayuno completo es vital, este debe incluir lácteos, pan, galletas, cereales, jugos naturales y frutas. Esto disminuye la necesidad de consumir comida chatarra a media mañana y mejora el rendimiento físico e Intelectual.

Por último se recomienda involucrar a todos los miembros de la familia en las actividades relacionadas con la alimentación, cuando se hacernlas compras, elegir el menú a preparar y el cocinar alimentos.

Hay evidencia que el comer alimentos que se digieran en forma lenta y que sean altos en fibra soluble pueden reducir el riesgo de desarrollar diabetes no insulino dependiente a través de reducir la necesidad de grandes cantidades de insulina para ser liberada en la corriente sanguínea. La fibra de los cereales de granos enteros ha demostrado ser particularmente protectora en contra de esta condición. Es preferible para los diabéticos el consumir productos de cereal de grano entero en vez de cereales refinados, debido a su alto índice glicéico de los productos de cereales altamente refinados.