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La alimentación te puede ayudar a combatir los resfriados de invierno #8625
No se debe renunciar a las proteínas. Pocos saben que nuestros anticuerpos están formados por proteínas y que son precisamente los aminoácidos, es decir los “ladrillos” que están compuestos las proteínas, los que nos hacen más fuertes. Los encontramos sobre todo en las carnes rojas. Blancas, huevos, pescados, legumbres y en los quesos; pero es mejor no consumirlos nunca en la misma comida para no exagerar con las grasas, sino que hay que repartirlos a lo largo de la semana.
Se deben consumir vitaminas, pero las adecuadas. Para combatir los radicales libres, responsables del envejecimiento de las células y por consiguiente, de una mayor predisposición a las enfermedades, se necesita sobre todo vitamina A, C, D y K. ¿Cómo encontrarlas? Es fácil. Elige las frutas y las verduras que más color tengan: Remolacha, espinacas, naranjas y otros cítricos son las ideales; la zanahoria tiene un lugar destacado ya que el betacaroteno que contiene proporciona destacadas propiedades inmunoestimulantes y la Vitamina A alcanza su máxima concentración (1.200 mg por 100g) en el tomate encontramos licopeno, un antioxidante que aumenta la eficiencia de los glóbulos blancos que nos defienden de gérmenes y virus.
Para condimentar, escoge el aceite de oliva. Otro alimento eficaz contra los radicales libres pero, sobre todo, fundamental para la absorción de las vitaminas liposolubles. Según estudios se ha subrayado el papel de la vitamina E en el refuerzo de las defensas inmunológicas. Por esta misma razón, unas 3 o 4 veces por semana, conviene integrar en la dieta una porción de almendras de nueces o de avellanas, ya que contienen un elevado porcentaje de la tan apreciada vitamina E.
Los minerales: El selenio (huevos, verduras de hoja verde, pescado azul), el potasio (plátanos y patatas) y el hierro (carnes rojas y yema de huevo ayudan al organismo a protegerse.
Finalmente, comer regularmente yogur ayuda a reforzar las defensas intestinales y por consiguiente, hace menos vulnerable a esos virus de resfriados que ponen en peligro la flora bacteriana intestinal.
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