Reflexiones para superar la discapacidad #5831
Los mejores remedios para las personas discapacitadas son: capacitación, trabajo, arte, cultura, deporte, y todas las manifestaciones de la vida que eleven el espiritu y la estima personal, donde el epicentro sea un profundo amor fraternal.
A pesar de las dificultades, con capacitación y esfuerzo personal, ¡se puede!
Superación: es dejar de lamentar la pérdida y movilizar positivamente todo lo que nos queda!
Maximizando la capacitación minimizamos la discapacidad.
Hay que cambiar el certificado de discapacidad, por certificados de estudios.
En lugar de pensar en el problema, mejor es pensar como resolverlo.
Triunfar, no es ganar siempre. ¡Triunfar, es no desanimarse nunca!
Al “no puedo” le contestamos: “¡si puedo, de otra manera!“
“No puedo” hacer ese trabajo por mi discapacidad, pero ¡si puedo! organizarlo, administrarlo, gerenciarlo, etc.
Algunos a pesar de sus dificultades crean metas, otros más cómodos crean excusas.
"La peor discapacidad, es la falta de valentía y decisión para ponerse en acción."
Cuando la discriminación nos golpea, nos entrenan para aprender a vencerla.
La sociedad que no es solidaria, se autodestruye, porque desatiende su esencia vital:
“las personas.”
Es una debilidad empresarial no ser solidario con la sociedad que sustenta el éxito de la empresa.
Hoy más que nunca, en el mundo de los negocios “la solidaridad empresarial“ es el “valor agregado” más apreciado por la sociedad en general.
La sociedad debe optar, entre aceptar al discapacitado como una “carga pública”, o
darle la oportunidad que trabaje y se convierta en “un contribuyente”.
Ninguna persona discapacitada puede ser plenamente ciudadana si no participa en la producción social.
La falta de solidaridad, es la peor discapacidad.
La peor discapacidad, es no decidirse a actuar.
¡Más grandes que las dificultades es nuestra “fe“ en superarlas!
“Exito” está antes que el “trabajo“ pero sólo en el diccionario.
De las necesidades nacen los milagros.
Cuando soplan fuertes vientos, no busquemos refugios, ¡construyamos molinos!
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