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De cacería #1098
Al llegar al puesto, marque su posición con respecto a los otros compañeros que se encuentren en la misma armada. Trace una línea imaginaria y nunca dispare en dirección a los otros puestos.
Es aconsejable marcar bien la zona de tiro que tiene cada montero e incluso reducir esa zona si prevemos posibilidades de rebote.
Al finalizar la jornada, asegúrese de no dejar ningún cartucho de bala o ninguna bala metálica en la recámara o cargador de su escopeta o rifle.
Aunque las gafas de protección no le servirán para los impactos de bala, muchas pérdidas de visión se podrían evitar por lesiones ocasionadas por las ramas. No olvide que las monterías se desarrollan en zonas de vegetación espesa.
Cuando disparemos hacia una pieza de caza mayor, siempre tendremos que tenerla a la vista, con la suficiente visibilidad para que el trayecto esté libre, sin personas, animales u obstáculos en los que podemos impactar.
Nunca disparar sobre matorrales por el simple hecho de que se muevan ni mucho menos al ruido o al tarameo. No olvide que en la vegetación puede estar una persona (rehaleros, batidores, guardas...).
Sobre todo, mantenga las máximas precauciones en este sentido en los aguardos, ya que las condiciones de luz o climatológicas pueden incidir aún más en una mala identificación. Ante la duda, no dispare jamás. Es mejor prevenir.
No dispare al viso, por encima de la horizontal, ya que el alcance los rifles es muy grande, pudiendo llegar a los 4.000 metros.
No dispare nunca el arma para mover matas, está pensada y realizada únicamente para disparar.
No se apoye en el rifle o en la escopeta para levantarse y antes de utilizarla compruebe siempre que no hay materia alguna que obstaculice el cañón.
No se fie de las distancias, ya que las balas, como ya hemos dicho, pueden llegar mucho más lejos de lo que pensamos.
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