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La fluoxetina (Prozac) sus usos y efectos secundarios #8570
La fluoxetina (conocida como Prozac) se usa para tratar la depresión (es decir una depresión continua que interfiere con el funcionamiento diario de la persona), el desorden obsesivo-compulsivo (una obsesión es un pensamiento que no se va, una compulsión es una acción hecha una y otra vez para aliviar la ansiedad), para algunos trastornos relacionados con los hábitos alimenticios (como la bulimia) y los ataques de pánico (incluyendo el pánico asociado con la agorafobia (un temor severo a estar en multitudes o lugares públicos.)) Además, la fluoxetina (Sarafem) se usa para aliviar los síntomas del trastorno dispórico premenstrual, incluyendo los cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, hinchazón abdominal y la sensibilidad de los senos. La fluoxetina pertenece a una clase de medicamentos llamados inhibidores selectivos de recaptación de serotonina. Funciona al aumentar la cantidad de serotonina, una sustancia natural en el cerebro que ayuda a mantener el equilibrio mental.
En niños y adolescentes, el prozac es usado para tratar la depresión y el desorden obsesivo compulsivo.
Efectos Secundarios
Los efectos secundarios no pueden ser anticipados. Si hay algún desarrollo o cambio en la intensidad, informa a tu médico tan pronto como sea posible. Solamente tu doctor puede determinar si es seguro que continúes tomando prozac.
Los efectos secundarios más comunes pueden incluir:
Sueños anormales, eyaculación anormal, visión anormal, ansiedad, impulso sexual disminuido, mareos, boca seca, síntomas como la influenza, el ruborizarse, gases, dolores de cabeza, impotencia, insomnio, picazón, perdida del apetito, nausea, nerviosismo, sarpullido, sinusitis, falta de sueño, dolor de garganta, el sudar, temblores, estómago malo, el vomitar, debilidad y el bostezar.
Los efectos secundarios menos comunes pueden incluir:
Sensación del gusto anormal, agitación, problemas de sangramiento, escalofríos, confusión, dolor de oídos, inestabilidad emocional, fiebre, orinar en forma frecuente, presión sanguínea alta, apetito aumentado, perdida de memoria, palpitaciones, un tintineo en los oídos, desordenes del sueno, subir de peso.
Efectos secundarios menos comunes en niños y adolescentes pueden también incluir:
Agitación, sangrado menstrual excesivo, el orinar en forma frecuente, hiperactividad, manía o hipomanía (sentimientos inadecuados de alegría y/o pensamientos rápidos) sangrados de nariz, cambios de personalidad y sed.
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