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Los teléfonos celulares han sido comparados con los chupetes de bebé, pero para adultos. Ellos hacen que las personas piensen que ellos están conectados a una fuente vital de alimento de información. Al parecer mientras más inseguras y/o prepotentes son las personas son más ruidosas y ostentadoras.
Sin embargo el tener un teléfono celular no incluye una licencia para ser mal educado. No saques de repente tu teléfono celular en un restaurante, en una fiesta, en el tren o en cualquier situación en la cual tu llamada imponga tu mitad de la conversación en aquellos que están alrededor tuyo. Si tu vas a una reunión de negocios y no estas esperando una llamada de verdad urgente, apaga el celular. Lo mismo va para el teatro, el museo, la iglesia y otros lugares donde el sonido de un teléfono sería no bienvenido. Algunos restaurantes ahora requieren que se deje su teléfono celular con el maitre d’ hotel o jefe de comedor y te van a informar si tienes una llamada.
El mismo principio aplica a los beepers. Estar preparado para estar fuera del alcance en ciertas situaciones o conseguir un beeper que este cambiado a modo vibrador cuando sea necesario.