Una tarea urgente e inesperada puede llevar a demoras inevitables algunas veces. La situación se vuelve incluso más crítica cuando uno tiene a un cliente esperando en la oficina preguntándose acerca de la cita que había sido fijada de antemano. Así que ¿cómo uno evita alienar a un cliente que ha sido puesto en forma inadvertida en una situación incómoda?

Primero date el trabajo de disculparte en persona. Dile a tu cliente cuanto tiempo es probable que te vayas a demorar. Si estas lejos de la oficina, haz que tu secretaria o colega haga esto por ti.

Ofrécele un refrigerio (un café, agua) o material de lectura. Esto es definitivamente una ocasión para atenderlo. No lo mantengas esperando más tiempo que 15 a 20 minutos. Si no puedes escaparte de la tarea urgente que te esta demorando, explica la situación, discúlpate y programa otra reunión.

Llama para expresar tus excusas por haberle hecho perder su tiempo. El dar una explicación y restaurar la buena voluntad debería ser tu prioridad principal.

El anfitrión o anfitriona de una cena formal debería ser el último en ser servido. Si la comida se esta enfriando, el anfitrión o anfitriona puede decir algo para que eso no ocurra como: "Por favor comiencen mientras la comida esta todavía caliente."

Además para servir y sacar los platos en forma adecuada estos deben ser presentados o servidos por la izquierda del invitado y sacados por el lado derecho.

No te lo tomes en forma personal. Tal vez el que te ofendió esta teniendo un mal día.
Evalúa tus molestias o enojos, ¿vale la pena el hacer un lío de algo tan pequeño o es un desperdicio de tu tiempo emocional?
Establece un buen ejemplo, La descortesía merece descortesía. Si tu le hablas en forma descortés al cajero del banco, no te sorprendas si se recibes el mismo tratamiento de vuelta.
Cuenta hasta diez. Cuando el comportamiento de alguien te enoja, respira profundo y pregúntate: ¿Es realmente valioso el reventarme de ira sobre esto?
Ríete. Si tu no puedes sugerir una broma amistosa, solo ríete entre dientes y cambia el tema.

Comprométete en conversaciones en la mesa que sean agradables pero completamente libres de asuntos contoversiales. Evita los temas de política y religión para no tener desavenencias.