Madre Nuestra:

En tu nombre hemos unido nuestros corazones. Queremos que presidas nuestro amor; que defiendas, conserves y aumentes nuestra ilusión. Quita de nuestro camino cualquier obstáculo que haga nacer la sombra o las dudas entre los dos.

Apártanos del egoísmo que paraliza el verdadero amor.

Líbranos de la ligereza que pone en peligro la Gracia de nuestras almas.

Haz que, abriéndonos nuestras almas, merezcamos la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro.

Haz que nuestro trabajo sea ayuda y estímulo para lograrlos plenamente. Conserva la salud de nuestros cuerpos. Resuelve necesidades materiales.

Y haz que el sueño de un hogar nuevo y de unos hijos nacidos de nuestro amor y del cuerpo, sean realidad y camino que nos lleve rectamente a tu Corazón. Amén.

El fracasar, no significa que eres un fracasado, sino es un simple volver a empezar. Recuerda que Dios siempre nos da una nueva oportunidad, no la pierdas empieza de nuevo hoy.

Recuerda el pasaje de la Biblia, en el Nuevo Testamento, en uno de los evangelios, que nos habla de Pedro cuando caminó sobre las aguas.
La palabra de Dios es siempre actual, para todos los tiempos y generaciones. Pedro no se hundió mientras mantuvo su mirada en el Señor, apenas la apartó empezó a hundirse, porque le dio importancia a la fuerza del viento y de las olas. Eso pasa, cuando le damos mucha importancia a los problemas, las pruebas o situaciones que estemos pasando o viviendo y apartamos nuestra mirada del Señor y nos empezamos a hundir en el mar de la desesperación, la depresión, el pesimismo, la angustia, la duda, la tribulación, etc. Mientras mantengamos nuestra mirada puesta en el Señor vamos a caminar siempre sobre el mar de nuestros problemas.

Oh María,Madre mía,
trono de la Sabiduría Eterna.
Alcánzame la gracia:
De estudiar con aplicación,
de aprender con facilidad,
y de retener con firmeza y seguridad,
para la Gloria de Dios,
y salvación de mi alma.

Amén