Establece reglas,determina que reglas son importantes, y establece límites. Cerciórate de todos entiendan las reglas y consecuencias.
Aplica las reglas de forma consistente. Si haces una excepción, cerciórate de que tu hijo/a entiende que es una invitación especial (por ejemplo quedarse mas tarde de lo normal.) Las reglas son flexibles mientras que sean apropiadas para su edad.

El poner límites, cerciórate de que tu hijo entiende que es una invitación especial (es decir el quedarse afuera mas tarde de lo normal.)

Escoge tus palabras con cuidado, dirígete al comportamiento, no a la persona, por ejemplo, tu podrías decir, estoy molesto de que golpeaste a tu companero/a, en vez de eso tú eres un niño/a malo/a golpear a tu compañero/a.

Debes estar ahí, deja que tu hijo hable, que te cuente como estuvo el día, pregunta, como se sintió. Deja que tu hijo exprese sus ideas de forma abierta, sentimientos y preocupaciones. Escucha. No des un sermón, debes estar disponible. Anima a tu hijo a expresar sus sentimientos de manera creativa a través de escribir en un diario o dibujar.

Establece una rutina confiable. Una rutina clara y consistente ayuda a un hijo a sentirse a salvo y seguro. Las reglas de corte claras ayudan a un niño a aprender lo que esta bien y mal.

Que tu ‘no’ sea no, si tu le dices no a tu hijo, cerciórate de que entienda que es lo que significa y apégate a la regla que estableciste, luego actúa rápidamente y firmemente cuando la regla es desafiada. Realiza cualquier castigo con el que amenazaste, que no sea castigo físico, recuerda que este no sirve. Tu hijo quiere saber que significa tu ‘no’. Sé consistente.

Dile a tu hijo que nunca es bueno el mantener un secreto que lo haga sentir mal o confundido.

Si él bebe crece sin conocer autoridades, con muchas dificultades llegará a ser joven, el niño que se desarrolla bajo autoridades será un joven seguro de sí mismo, un adulto triunfador y un viejo muy sabio.

Como todos sabemos, nosotros queremos que nuestros hijos logren lo mejor, pero algunas veces, nosotros podemos no darnos cuenta que podemos estar causando que nuestro hijo/a se sienta más presionado/a de lo que necesita estar. Mientras tratemos de enseñar a nuestros niños el tratar de hacer cosas de forma diferente, debemos preguntarnos a nosotros mismos si estamos poniendo mucha presión sobre nuestros hijos para darnos la posibilidad de hacer las cosas diferentes:

Cuando tu miras a tu hijo/a jugar un deporte ¿Qué haces? ¿Apuntas a lo que pudo haber hecho mal o te enfocas en lo entretenido de participar?
Cuándo tu hijo/a trae a casa una prueba ¿preguntas primero acerca de las preguntas respondidas mal o buscas lo que hizo bien?
Cuando tu hijo/a hace una tarea de la casa, ¿le dices a tu niño/a que el/ ella no lo hizo bien o le agradeces a tu hijo/a por ayudar?
Cuando hablas con tu hijo/a, le mencionas lo que no ha hecho (por ejemplo: limpiar la habitación, lavar los platos) o ¿Tratas de decir algo positivo acerca de las cosas que el/ella hace?