Lo mejor para disfrutar de una buena sexualidad es ser sincera con la pareja y no tener pudor para expresar aquellas cosas que le gustaría practicar o por las que tiene más preferencia. Estar bien con su pareja es lo más importante, sin ser necesario alcanzar metas o fingir placer. Si existe algún problema entre los dos, lo mejor es hablar o acudir a un especialista.

Nunca dejes que un tonto te bese ni dejes que un beso te atonte.

Nunca pronuncie la palabra divorcio en su matrimonio para amenazar o en momentos de rabia, siempre converse y defienda su posición en forma inteligente, tal vez el mencionar la palabra Divorcio sea como la actitud del avestruz al esconder la cabeza bajo la tierra y no enfrentar los problemas. Los problemas deben enfrentarse.

Primero es necesario aclarar que cuando hablamos de sexualidad para un niño, se trata de la sexualidad infantil, esto quiere decir que no es una sexualidad orientada al intercambio sexual con otro, tal como la conciben los adultos, sino que es una sexualidad orientada a la producción de placer, a partir de las distintas partes del cuerpo. Al hablar de sexualidad con el niño:
1- No de largas explicaciones acerca de cómo son las cosas en realidad. En la primera infancia no importa que el niño aprenda una respuesta correcta, sino que vaya produciendo respuestas que le permitan pensar y volver a preguntar.
2- No de definiciones desde el punto de vista del adulto, sino tener en cuenta que se trata de la sexualidad infantil. Esto quiere decir que el niño intenta pensar cómo entra el bebé al cuerpo de la madre, cómo sale, si el padre participa y cómo lo hace. Respecto de la diferencia sexual inicia su pensamiento señalando diferencias de género para poder pensar posteriormente en la diferencia sexual.